lunes, 28 de abril de 2014

Juan XXIII y el aliento a los laicos en su misión en el mundo


El Papa Juan XXIII fue un gran impulsor de la tarea de los laicos en el campo de "lo temporal", es decir, en el mundo, donde debían buscar la perfección cristiana. Así, anticipando muchos de los contenidos que luego quedarían plasmados en el Concilio Vaticano II, al término de su encíclica Social "Mater et Magistra" (1961), enseñaba:
"254. Nadie, sin embargo, debe deducir de cuanto acabamos de exponer con brevedad, que nuestros hijos, sobre todo los seglares, obrarían prudentemente si colaborasen con desgana en la tarea específica de los cristianos, ordenada a las realidades de esta vida temporal; por el contrario, declaramos una vez más que esta tarea debe cumplirse y prestarse con afán cada día más intenso.
255. En realidad de verdad, Jesucristo, en la solemne oración por la unidad de su Iglesia hizo al Padre esta petición en favor de sus discípulos: «No pido que los tomes del mundo, sino que los guardes del mal» (Jn 17,15).
Nadie debe, por tanto, engañarse imaginando un contradicción entre dos cosas perfectamente compatibles, esto es, la perfección personal propia y la presencia activa en el mundo, como si para alcanzar la perfección cristiana tuviera uno que apartarse necesariamente de toda actividad terrena, o como si fuera imposible dedicarse a los negocios temporales sin comprometer la propia dignidad de hombre y de cristiano.
256. Por el contrario, responde plenamente al plan de la Providencia que cada hombre alcance su propia perfección mediante el ejercicio de su diario trabajo, el cual para la casi totalidad de los seres humanos entraña un contenido temporal. Por esto, actualmente la ardua misión de la Iglesia consiste en ajustar el progreso de la civilización presente con las normas de la cultura humana y del espíritu evangélico. Esta misión la reclama nuestro tiempo, más aún, la está exigiendo a voces, para alcanzar metas más altas y consolidar sin daño alguno las ya conseguidas. Para ello, como ya hemos dicho, la Iglesia pide sobre todo la colaboración de los seglares, los cuales, por esto mismo, están obligados a trabajar de tal manera en la resolución de los problemas temporales, que al cumplir sus obligaciones para con el prójimo lo hagan en unión espiritual con Dios por medio de Cristo y para aumento de la gloria divina, como manda el apóstol san Pablo: «Ora, pues, comáis, ora bebáis, ora hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios» (1Cor 10,31). Y en otro lugar: «Todo cuanto hiciereis, de palabra o de obra, hacedlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por mediación de El» (Col 3, 17)".

OTRAS NOTAS SUGERIDAS.

Entre tantas personas que tuvieron influencia en la vocación sacerdotal del querido y recordado Juan Pablo II, el Papa destaca a un santo polaco que él mismo canonizó: Santo Fray Alberto. Así lo cuenta en su libro "Don y Misterio" publicado en 1996 con ocasión del 50° Aniversario de su Ordenación Sacerdotal:
"Me pregunto a veces qué papel ha desempeñado en mi vocación la figura del Santo Fray Alberto. Adam Chmielowski –éste era su nombre- no era sacerdote. Todos en Polonia saben quien fue. En el período de mi interés por el teatro rapsódico y por el arte, la figura de este hombre valiente, que había tomado parte en la 'insurrección de enero' (1863) perdiendo una pierna durante los combates, tenía para mí una atracción espiritual particular. Como es sabido, Fray Alberto era pintor: había realizado sus estudios en Munich. El patrimonio artístico que dejó muestra que tenía un gran talento. Sin embargo, en un cierto momento de su vida este hombre rompe con el arte porque comprende que Dios lo llama a tareas más importantes. Conociendo el ambiente de los pobres de Cracovia, cuyo lugar de encuentro era el dormitorio público, llamado también 'lugar de la calefacción', en la calle Krakowska, Adam Chmielowski decide convertirse en uno de ellos, no como el limosnero que llega desde fuera para distribuir dones, sino como uno que se da a sí mismo para servir a los desheredados. [...]

Karol Józef Wojtyła, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941. Su hermana Olga murió antes de que naciera él. [...]

El ultimo de cuatro hijos, Angelo Giuseppe Roncalli nació el 25 de noviembre del 1881 a Sotto il Monte en la provincia de Bergamo. Desde pequeño manifestaba una cierta inclinación a la vida eclesiástica. Entra en el seminario de Bergamo en el 1892 y en el 1901 se trasfiere a Roma al seminario del Apollinare. Es ordenado sacerdote en 1904 en la iglesia de Santa Mearía de Monte Santo. [...]

En su libro "Don y Misterio", publicado en 1996 con ocasión del 50° Aniversario de su Ordenación Sacerdotal, el querido y recordado Papa Juan Pablo II hacía memoria de su ordenación y de su primera Misa:
"¡Sacerdote! Mi ordenación tuvo lugar un día insólito para este tipo de celebraciones: fue el 1ro. de noviembre [de 1946], solemnidad de Todos los Santos, cuando la liturgia de la Iglesia se dedica totalmente a celebrar el misterio de la comunión de los Santos y se prepara para conmemorar a los fieles difuntos. El Arzobispo [Adam Stefan Sapieha] eligió ese día porque yo debía partir hacia Roma para proseguir los estudios. Fui ordenado solo, en la capilla privada de los Arzobispos de Cracovia… Asistieron a la ceremonia un pequeño grupo de parientes… […]

Ya próximos a la canonización del Papa Juan Pablo II, podemos tomar dimensión de su trascendencia y contribución al camino de la Iglesia recordando que fue el Papa del año 2000.
Desde su primera encíclica: Ya desde el inicio de su Pontificado, en 1978, tuvo conciencia de que la Iglesia se acercaba al final del segundo milenio y que ello tendría una especial significación. Así comienza su primera encíclica, escrita en 1979: [...]

¡Queridos hermanos y hermanas, Feliz Pascua!
El anuncio del ángel a las mujeres resuena en la Iglesia esparcida por todo el mundo: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado… Vengan a ver el lugar donde estaba » (Mt 28,5-6). ¡No tengan miedo! ¡El Señor ha resucitado! […]

"¿Qué es lo que pasa? Un gran silencio se cierne hoy sobre la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio, porque el Rey está durmiendo; la tierra está temerosa Y no se atreve a moverse, porque el Dios hecho hombre se ha dormido Y ha despertado a los que dormían desde hace siglos. El Dios hecho hombre ha muerto y ha puesto en movimiento a la región de los muertos. […]

En la segunda parte de su libro "Jesús de Nazaret", Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, aborda con hondura teológica y gran claridad pedagógica los misterios centrales de la vida del Señor Jesús: desde la entrada en Jerusalém hasta la Resurrección. [...]

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