sábado, 27 de enero de 2018

Comentarios lectura domingo y oraicón

CURADOR

Mc 1, 21-28

Según Marcos, la primera actuación pública de Jesús fue la curación de un hombre poseído por un espíritu maligno en la sinagoga de Cafarnaún. Es una escena sobrecogedora, narrada para que, desde el comienzo, los lectores descubran la fuerza curadora y liberadora de Jesús.

Es sábado y el pueblo se encuentra reunido en la sinagoga para escuchar el comentario de la Ley explicado por los escribas. Por primera vez Jesús va a proclamar la Buena Noticia de Dios precisamente en el lugar donde se enseñan oficialmente al pueblo las tradiciones religiosas de Israel.

La gente queda sorprendida al escucharle. Tienen la impresión de que hasta ahora han estado escuchando noticias viejas, dichas sin autoridad. Jesús es diferente. No repite lo que ha oído a otros. Habla con autoridad. Anuncia con libertad y sin miedos un Dios bueno.

De pronto, un hombre se pone a gritar: «¿Has venido a destruirnos?». Al escuchar el mensaje de Jesús se ha sentido amenazado. Su mundo religioso se le derrumba. Se nos dice que está poseído por un «espíritu inmundo», hostil a Dios. ¿Qué fuerzas extrañas le impiden seguir escuchando a Jesús? ¿Qué experiencias dañinas y perversas le bloquean el camino hacia el Dios bueno que anuncia Jesús?

Jesús no se acobarda. Ve al pobre hombre oprimido por el mal y grita: «¡Cállate y sal de este hombre!». Ordena que se callen esas voces malignas que no le dejan encontrarse con Dios ni consigo mismo. Que recupere el silencio que sana lo más profundo del ser humano.

El narrador describe la curación de manera dramática. En un último esfuerzo por destruirlo, el espíritu «lo retorció violentamente y, dando un fuerte alarido, salió de él». Jesús ha logrado liberar al hombre de su violencia interior. Ha puesto fin a las tinieblas y al miedo a Dios. En adelante podrá escuchar la Buena Noticia de Jesús.

No pocas personas viven en su interior de imágenes falsas de Dios que les hacen vivir sin dignidad y sin verdad. Lo sienten no como una presencia amistosa que invita a vivir de manera creativa, sino como una sombra amenazadora que controla su existencia. Jesús siempre empieza a curarnos liberándonos de un Dios opresor.

Sus palabras despiertan la confianza y hacen desaparecer los miedos. Sus parábolas atraen hacia el amor de Dios, no hacia el sometimiento ciego a la Ley. Su presencia hace crecer la libertad, no las servidumbres; suscita el amor a la vida, no el resentimiento. Jesús cura porque nos enseña a vivir solo de la bondad, el perdón y el amor, que no excluye a nadie. Sana porque nos libera del poder de las cosas, del autoengaño y de la egolatría.

José Antonio Pagola

DOS REACCIONES ANTE JESÚS

Marcos ha presentado a Jesús recorriendo Galilea para anunciar la buena noticia del reinado de Dios. Pero no ha dicho cómo reaccionaba la gente. Sabemos que cuatro muchachos, atraídos por su persona, lo dejan todo para seguirle. ¿Y el resto? ¿Cómo reacciona? Este será el tema del primer relato extenso del evangelio.

El asombro del auditorio

Marcos nos sitúa en uno de los pueblos más importantes de Galilea, Cafarnaúm, nudo de comunicaciones con Damasco. Un sábado, Jesús entra en la sinagoga y enseña. Pero Marcos no se detiene a concretar su enseñanza. Lo que le interesa es la reacción del auditorio: "se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad." La idea es curiosa, porque los escribas no eran gente impreparada e ignorante que decían cualquier tontería para salir del paso. Tenían una larga y profunda formación. Pero, en opinión de la gente, enseñaban sin autoridad, incapaces de tener una idea propia, de aportar algo nuevo. Jesús, en cambio, los asombra por esa autoridad. ¿Qué dijo para suscitar esa impresión? Marcos no lo concreta, porque su táctica consiste en despertar la curiosidad del lector y animarle a seguir leyendo el evangelio con interés.

El rechazo de un pobre diablo

Sin embargo, no todos están de acuerdo con lo escuchado. Hay uno que reacciona en contra: un endemoniado. En realidad, se trata de un pobre diablo. No opone resistencia. Sólo puede protestar, reconocer que los suyos están derrotados y abandonar, retorciéndose y huyendo, el campo de batalla.

Las palabras que Marcos pone en su boca son esenciales: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.» En ellas se condensa el misterio de Jesús y de su actividad.

El que aparentemente es sólo un hombre natural de Nazaret llamado Jesús, es en realidad "el Santo de Dios". Este título es muy raro. Sólo se encuentra aquí, en el texto paralelo de Lucas, y en el evangelio de Juan, cuando Pedro, después de que muchos abandonen a Jesús, afirma: "Nosotros hemos creído y reconocemos que tú eres el Santo de Dios." (Juan 6,69). Lo que Pedro y los demás discípulos han terminado creyendo, superando una gran prueba de fe, el endemoniado lo sabe de entrada. Descubrir el misterio de Jesús será una de las misiones del lector del evangelio.

En cuanto a su actividad, la pregunta del endemoniado la deja claro: ha venido a acabar con los demonios y el poder de Satanás. Al lector moderno, puede resultarle un lenguaje extraño. Prefiere hablar de lucha contra el mal, de victoria del bien sobre las fuerzas del mal. Pero Marcos se mueve en otras coordenadas culturales y religiosas.

La guerra contra Satanás y los espíritus inmundos

Marcos concibe su evangelio como una guerra entre el bien y el mal. Inmediatamente después del bautismo, Jesús es impulsado por el Espíritu al desierto, y allí es tentado por Satanás, mientras los ángeles le sirven. Marcos no cuenta ninguna de las famosas tentaciones. Se limita a presentar a los dos adversarios en lucha: Jesús y Satanás. Y esa guerra continúa con una batalla, vencida fácilmente por Jesús, contra un soldado de Satanás.

Ya que nuestra idea del demonio está muy marcada por ideas posteriores, recuerdo que en el evangelio de Marcos los espíritus inmundos aparecen con dos rasgos principales:

a) sirven para explicar casos muy complicados para la medicina de la época. En Mc hay dos episodios especialmente famosos: el del endemoniado gadareno (Mc 1,23.26; 5,2.8.13) y el del niño sordomudo que padece epilepsia (9,14-29), al que se presenta como poseído por un espíritu mudo (v.17), mudo y sordo (v. 25). En el caso de la hija de la cananea (7,25) no sabemos en qué consiste la enfermedad.

b) expresan la oposición radical al plan de Dios. Lo esencial no es que hagan daño a las personas, sino que protestan de la actividad de Jesús. El endemoniado reconoce su poder, sabe quién es y la misión que tiene: destruirlo. Con este mismo aspecto se menciona a los espíritus inmundos en 3,11.

Un aspecto esencial de la actividad de Jesús es expulsar demonios (1,34.39). Los discípulos reciben de Jesús ese poder contra ellos (6,7), aunque algunos son muy difíciles de echar, hace falta oración (9,28-29).

Pero Marcos dejará claro a lo largo de su evangelio que los enemigos más peligrosos de Jesús no son los demonios sino los hombres. Serán ellos quienes terminen matándolo.

La admiración final

Tras la huida del demonio, el protagonismo pasa a los presentes en la sinagoga. Antes se admiraron de la autoridad con la que enseña Jesús. Ahora se quedan estupefactos al ver que, además, tiene también poder sobre los espíritus inmundos. Y se preguntan: "¿Qué es esto?" ¿Qué está ocurriendo aquí?

¿Cuál será nuestra reacción?

Marcos ha presentado dos reacciones muy opuestas ante la persona y la actividad de Jesús: admiración y rechazo. Con ello queda claro lo que espera de cada uno de sus lectores. Decía un pensador griego que "el asombro llevó a los hombres a filosofar". Marcos, de forma parecida, sugiere que la admiración es el punto de partida para creer en Jesús. Poco a poco, la pregunta de la gente "¿qué es esto?" se convertirá en "¿quién es éste?".

Nota sobre la primera lectura

Dios promete que, tras la muerte de Moisés, suscitará a un profeta, más bien a una serie de profetas, que transmitirán al pueblo su palabra. Al situar este texto del Deuteronomio como primera lectura, la liturgia nos recuerda que ese profeta prometido es Jesús. De todos modos, el evangelio no pretende presentar a Jesús como profeta ni dice que la respuesta a su palabra sea la obediencia, sino el asombro. La lectura está bastante traída por los pelos.

José Luis Sucre

LA VOCACIÓN DE JESÚS

Rafael Calvo Beca

Queremos ser conscientes de que hablamos contigo,
Dios y Señor nuestro, Padre y Madre nuestra,
que creas y mantienes de continuo todo el universo.
No quisiéramos reincidir
en esas viejas y equivocadas imágenes de Ti,
que te hacen lejano, controlador, justiciero,
y además culpable de todos los males que sufrimos.
Confesamos muy al contrario que eres un Dios bueno,
que nos amas infinitamente y a todos por igual,
pero que nos necesitas
para erradicar los males de este mundo.
No debemos pedirte milagros,
somos nosotros quienes hemos de solucionar
los problemas de la gente.
Nos alegra el alma recitar en tu honor este himno de gloria.

Gracias, una vez más, Padre,
por haberte manifestado en Jesús de Nazaret,
que pasó por este mundo haciendo el bien.
Es tu humana encarnación,
por eso, conociéndole, te conocemos a Ti,
siguiéndole, nos sumamos a su lucha por tu Reino.
Asumimos el fuerte compromiso de imitarle,
aunque reconocemos que nos lo ha puesto difícil.
Jesús liberó de ataduras a los que se sentían oprimidos,
ayudó a los más necesitados, sanó a los enfermos,
defendió a ultranza la causa de los pobres
pero convivió con todos, sin acepción de personas,
comprendiendo y valorando el corazón de la gente,
anteponiendo a la persona frente a la norma y la tradición.
Jesús no se arredró ante las amenazas
y siguió adelante con su misión.

Este es el buen testimonio de Jesús.
Envíanos tu espíritu, Padre Dios,
que nos mueva a vivir como él.
Hemos llenado este mundo de calamidades,
nuestro primer deber es abrir los ojos
y no mirar para otro lado.
Cerca y lejos, en todas partes,
muchos hermanos están pasando hambre.
No podemos contentarnos, Dios y Padre nuestro,
con rezarte cada domingo.
Haz que se nos conmueva el alma ante los hermanos pobres
y nos salga de dentro ayudarles. .
Tenemos que provocar la alegría y sembrar esperanza,
solucionar los problemas reales de los que sufren injusticias.
Unidos a la gran comunidad universal
que desea y espera un mundo más justo y solidario,
con la esperanza de hacerlo posible entre todos.
brindamos con Jesús, tu hijo y hermano nuestro.
AMÉN.

 

 

 

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